
Hoy en día nos movemos en entornos donde los cambios suceden de forma rápida y sin avisar. Por eso, cada vez más, es necesario que seamos capaces de gestionar esos cambios y adaptarnos mejor y más rápidamente.
Los cambios son necesarios para poder evolucionar. Sí, es así, aunque no nos guste nada. Los rechazamos porque nuestro cerebro, siempre velando por nuestra supervivencia, los asocia con un peligro.
Salir de nuestra zona de confort y transitar la incertidumbre pone en jaque a nuestro sistema nervioso porque nos gusta lo conocido y que las cosas sucedan como las habíamos planificado.
Cada cambio, planificado o no, nos van a generar un cóctel de emociones y pensamientos que irán desde el miedo, las dudas y noches sin dormir, hasta la ilusión, la alegría y la excitación por lo que está por llegar.
Si no sabes cómo gestionar bien este proceso, este artículo te ayudará a sentar las bases para que a partir de ahora gestiones los cambios de la mejor manera posible: consciente, aprendiendo a gestionar tus emociones y enfocándote en las nuevas oportunidades, contribuyendo a generar el músculo de la flexibilidad y enfocando toda tu energía en las nuevas posibilidades que puedes construir y no en luchar por lo ya no volverá.
Comencemos por el principio.
Toma de conciencia
Cuando sobreviene un cambio o sabes que tienes algo que cambiar pero te estás resistiendo, es esencial que puedas pararte un momento a tomar conciencia de lo que te está ocurriendo.
Es normal que la primera reacción ante el cambio sea de shock y negación. Dependiendo de su magnitud y de cómo afecte a nuestra vida, como mecanismo de protección, tratamos de no hablar de ello, lo evitamos e incluso actuamos como si nada estuviera ocurriendo. Pero eso no trae nada positivo, más bien todo lo contrario.
Por eso, ante un cambio, lo más importante es pararse y reconocer los hechos, las emociones que sientes y cuál es el impacto del cambio en tu vida. Este es un momento de autocuidado y reflexión donde necesitas mirarte sin juicios, como lo harías con una persona cercana que estuviera pasando por lo mismo que tú.
Te ponemos un ejemplo: te comunican que te van a despedir. Debes reconocer que, en un tiempo determinado, ya no tendrás trabajo. También observar cuáles son tus emociones: frustración, rabia, angustia, tristeza, miedo y también confusión. Entender qué impacto tiene esto en ti: tu estabilidad financiera se va a resentir, te sientes en indefensión porque crees que no cuentas con las herramientas para buscar un nuevo empleo etc.
Si logras identificar qué sientes y cómo afecta a tu vida, puedes enfocarte en buscarle una solución lo antes posible. Después, podrás pasar al siguiente paso.
Encuentra un espacio donde puedas "digerir" el cambio
Digerir el cambio pasa por gestionar tus emociones y encontrar nuevos puntos de vista que puedan ayudarte en el camino a aceptar la situación.
Las emociones surgen como respuesta automática a lo que nos ocurre. Ignorarlas sólo contribuye a la resistencia y a la lucha ante el cambio, retrasando que puedas pasar página y que construyas tu nueva situación. Reconocer lo que estás sintiendo (paso uno), tratarte con mimo y permitirte sentirlas y también expresarlas, pueden ayudarte a que se transformen.
Parte de digerir o asumir el cambio pasa también por compartir tu situación con alguien en quien confíes o acudir a un profesional como un coach, psicólogo o mentor que puedan guiarte en tu nueva situación. Buscar este apoyo va a contribuir a que puedas generar nuevas emociones, perspectivas, ideas y opciones que no habías visto hasta entonces. ¿Te sientes listo para gestionar tus sentimientos? Es momento de subir el siguiente escalón.

Ábrete a nuevas posibilidades
Este es un punto de inflexión. Cuando tomes conciencia y hayas digerido el cambio, dejarás de pensar en las pérdidas que trae el cambio y comenzarás a centrarte en lo que vas a ganar. Es tu oportunidad para pensar en cómo quieres que sea la nueva situación y construir algo que te guste e ilusione.
Para ello, es importante, que “mires” en tu interior y a tu alrededor para que encuentres los recursos que tienes disponibles.
Siguiendo con el ejemplo de la pérdida de trabajo, piensa en aquellos talentos, experiencia y hard skills que has adquirido durante esos años. Después piensa en las herramientas que necesitas y que están a tu alcance, desde adquirir nueva formación para complementar tu carrera o redirigirla, o comenzar a comunicar a tu red de networking que estás en búsqueda de un nuevo reto profesional.
Que te plantees unos objetivos claros de cómo quieres que sea la nueva situación te va a ayudar a elegir los mejores recursos y a centrar tus esfuerzos. El hacerte responsable y tomar decisiones, va a ayudar a que llegue la curiosidad, la ilusión y la energía porque estás enfocándote en lo que sí puedes construir. Así pues, estás listo para el último paso.
Acepta lo que llega
El punto final de todo cambio es la aceptación, ya que ahí es cuando dejas de resistirte a lo que está llegando y eres capaz de desplegar todas tus herramientas y potencial para sacarle el máximo partido a la nueva situación.
Aceptar tiene que ver con deshacerse de la idea que teníamos preconcebida de cómo deben ser o deberían pasar las cosas a nuestro alrededor. Si no renuncias a esas ideas y acoges las nuevas, te quedas en la resignación, la queja y el malestar. Y esto, lejos de ayudar, no sólo llena el camino de obstáculos, sino que además lo hace más doloroso.
Aceptar es tan difícil como sanar, no te vamos a engañar. Pero cuando llegas a ese estado de aceptación, sientes que estás eligiendo el camino de la sabiduría, sientes tranquilidad y disfrutas de ver todas las oportunidades que tienes a tu alrededor. Se acaba la rabia, la preocupación y la queja.
Por muy duro que se haga el camino de la aceptación, no es imposible. Seguir los pasos anteriores y pasar a la acción va a ayudarte a conseguir esta aceptación.
Cómo puede ayudarte un coach
El coaching y AddTimme pueden acompañarte a transitar estos cambios y desarrollar las habilidades necesarias en cada uno de los pasos. Desde el apoyo para la gestión de las emociones para transformarlas en algo positivo que pueda impulsar tu camino, desarrollar las herramientas que necesitas para afrontar lo que nuevo, hasta encontrar y proponer un plan de acción que te lleven a la aceptación de la situación.
El coach está para apoyarte en todas las fases del camino y ayudarte a contemplar otras posibilidades que no habías tenido en cuenta.
Como conclusión final, te ayudamos a recapitular las claves de la gestión del cambio:
Toma conciencia.
Encuentra un espacio donde puedas “digerir” el cambio.
Ábrete a nuevas posibilidades.
Acepta lo que llega.
Déjate asesorar por un coach.
Seguir éstos pasos te ayudará a suavizar el vértigo que provoca el cambio.